Una estrategia de comunicación es una herramienta de negocio que nos va a ayudar a crear y difundir mensajes de un modo efectivo.
Cuántas veces habréis escuchado aquello de ‘lo que no se comunica no existe’. Frase totalmente lapidaria que solemos emplear con bastante asiduidad los periodistas y con la que parece que estamos prediciendo el fin del mundo pero que en el fondo, si la analizamos, tiene mucho de verdad… y de presente.
En tiempos de incertidumbre como los que estamos viviendo la palabra crisis nos ronda constantemente. Crisis sanitaria, crisis social, crisis económica… y al mismo tiempo nos preguntamos cómo poder abordarla a nivel comunicativo si nos encontramos al frente de un negocio. Cómo trasladamos a nuestros clientes o a nuestro público objetivo que seguimos al pie del cañón, que a pesar de que las circunstancias no son favorables seguimos ofreciendo el mejor servicio.
En este punto tendremos que reforzar los mensajes que lanzamos así como cuidar detalladamente los canales en los que los transmitimos. En definitiva, tendremos que crear una buena estrategia de comunicación que respalde nuestras acciones y nos acerque a la misión de la empresa.
Qué es una estrategia de comunicación efectiva
Una estrategia de comunicación es una herramienta de negocio que nos va a ayudar a crear y difundir mensajes de un modo efectivo. Partiendo de esta premisa tenemos que ser conscientes de que no solo el público externo será nuestro receptor puesto que también el interno, llámense empleados, proveedores, socios, patrocinadores, etc., juega un papel importantísimo.
Dicho esto, ¿qué tendríamos que hacer?
Lo primero de todo tendremos que tener en cuenta qué queremos contar y cómo lo queremos contar y a partir de aquí lanzarnos a abordar una serie de fases porque no nos basta con contar, lo que contemos tiene que respaldar nuestra identidad de marca y aportar valor.
Pasos para elaborar una buena estrategia de comunicación
1. Saber de dónde partimos.
Lo primero que debemos hacer es analizar la situación en la que nos encontramos. Si sabemos dónde queremos llegar debemos saber de dónde venimos. Es decir, en qué punto se encuentra nuestra reputación, cómo es el trato con nuestros clientes, cuáles son las tendencias que imperan en el mercado actualmente, qué papel está jugando nuestra competencia y cómo lo está jugando. Si tenemos definidos estos puntos estaremos preparados para el siguiente paso.

2. Establecer nuestros objetivos.
Aunque parezca una obviedad no siempre fijamos cuáles son nuestras metas. En muchas ocasiones he escuchado a directivos de empresas, más menos grandes, asegurar que comenzaron el negocio sin fijar dichos objetivos. Muchos de ellos reaccionaron a tiempo y supieron reconducir la estrategia. Muchos otros no. Los resultados no fueron los mismos para los primeros que para los segundos. Por ello hay que establecer qué queremos conseguir, para qué y por qué para mí es necesario hacerlo.
3. Definir nuestro público objetivo.
He hablado desde el principio del público objetivo porque de la misma manera que el punto anterior este es otro de los puntos que se dan por hecho y no siempre lo realizamos correctamente. Un tipo de negocio tendrá un target mientras que otro tipo de negocio tendrá otro bien distinto. Entonces, ¿actuamos de la misma manera? La respuesta es rotunda: NO. Nuestras acciones tienen que ir de la mano de nuestro público que al final es a quien debemos satisfacer. Es recomendable partir de un buyer-persona que aglutine las características de nuestro cliente ideal.
4. Definir los mensajes. He aquí la clave de la cuestión. ¿Tenemos claro qué queremos contar y cómo hacerlo? Si la respuesta es negativa, hay que ponerse las pilas. Con nuestro mensaje tenemos que conectar con esas personas a las que queremos convertir en clientes y, si es posible, en clientes fieles. Para ello vamos a adecuar nuestro lenguaje al de nuestro target y conseguir una acción por su parte. De nada sirve crear mensajes tremendamente elaborados o con muchos tecnicismos si nos estamos dirigiendo a un sector que no nos va a llegar a entender. Estaríamos perdiendo nuestro tiempo y nuestro esfuerzo. Nuestros mensajes han de ser: claros, concisos y directos.
5. Fijar los canales de comunicación. Si ya tenemos el mensaje elaborado tendremos que establecer dónde lo vamos a difundir. Aunque parezca sencilla esta acción es clave para nuestro éxito. Elegiremos en función de dónde se encuentra nuestro público. De poco nos va a servir lanzar una cuña en la radio en horario matinal si nuestro público son los adolescentes. ¿Por qué? Porque se supone que es horario lectivo y no estarán escuchando la radio. Por tanto no debemos dejarnos llevar tan solo por las tendencias sino por qué medios o canales emplea nuestro target.

6. ¿Cómo definimos la estrategia?
En este punto nos tendremos que recordar en qué punto nos encontramos y qué queremos conseguir para llevar acabo esas acciones de comunicación que se ajusten a nuestros deseos.
Aquí hablaríamos de diferentes estrategias. Por ejemplo, aquella que se llevaría a cabo dentro de una campaña de lanzamiento, bien de lanzamiento de la marca al mercado o de nuevos productos. La primera impresión es fundamental por lo que las acciones que llevaríamos aquí han de ser acordes a ese momento. Impresionar, crear expectación, intriga… son algunos factores que nos ayudarán en nuestra estrategia.
Si nuestro producto o servicio ya está en el mercado pero queremos que confíen en él emprenderemos otro tipo de acciones. En estos casos funciona muy bien los ejemplos de otros usuarios. Las opiniones de otros testimonios ayudan en muchas ocasiones a querer compartir la experiencia. En este punto se emplea mucho la ayuda de personajes influyentes pero que tengan credibilidad y estén en sintonía con nuestra marca.
Visibilidad y posicionamiento son otros dos objetivos bastante perseguidos por las empresas. Queremos que nos conozcan con el fin de crear relaciones a largo plazo por lo tanto buena campaña de publicidad bien definida nos ayudará a conseguirlo.
Análisis de los resultados
De nada sirve definir acciones si después de aplicarlas no valoramos los resultados. Por esa razón debemos analizar qué estrategias de comunicación hemos llevado a cabo y qué hemos conseguido con ellas. Nos daremos cuenta de qué hemos conseguido y también de qué errores hemos cometido para poder solventarlos.
Como hemos visto son muchas las acciones que se pueden realizar para mantener una comunicación corporativa eficaz. Sin embargo, para realizarla correctamente se han de tener claro los valores y la misión de la empresa. Y tú, ¿sabrías qué estrategia de comunicación emplear? En caso de que sigas con dudas después de leer mi post, estaría encantada de poder ayudarte.
